miércoles, 26 de enero de 2011

EL CID CAMPEADOR

Rodrigo Díaz de Vivar nace en la localidad de Vivar, cerca de Burgos, en una fecha incierta, cercana al año 1050. Su ascendencia no está claramente acreditada. Se cree que desciende de los Laínez o Flaínez, familia de Jueces de Castilla por parte de padre, y de parte de los Álvarez de Asturias, otra familia noble castellana, por parte de madre.

Rodrigo desde muy joven formó parte del séquito de la corte real leonesa. Fue paje de Sancho II de Castilla cuando este aun era príncipe. En la corte, aprendió el uso de las letras, el manejo de las armas, incluso recibió nociones en asuntos de derecho y leyes de la época.




A la muerte del rey Fernando I, León se desintegra en 3 reinos para los 3 hermanos: Galicia, León y Castilla. Fue Sancho II el rey de Castilla, quien nombra al Cid como caballero, en la década de 1060. Rodrigo gozó de sus favores, y fue nombrado armiger regis, cargo similar al de escudero real. Le acompañó como leal guerrero en todas las batallas que este llevó a cabo contra sus hermanos y derrotándolos, en las cuales por sus heroicas victorias, se ganó el sobrenombre de Campeador.

Al poco de unificar los reinos, en el año 1072, la hermana de los 3 reyes, la infanta doña Urraca, promovió un levantamiento noble de la ciudad que heredó de su padre, Zamora. Sancho II y el Cid sitiaron la ciudad, pero el rey fue asesinado. Alfonso VI, uno de los 3 hermanos enfrentados, sucedió al fallecido como rey del territorio unificado.

Rodrigo aunque fue relevado como escudero real, tuvo una buena sintonía con el nuevo rey. Le tenía una gran confianza, hasta el punto que contrajo matrimonio con doña Jimena, una noble asturiana que además era sobrina del propio Alfonso. Con ella tuvo 3 hijos: Diego (tambien guerrero), María  y Cristina.



En 1079 Alfonso VI nombra a Rodrigo el encargado de cobrar las parias a Almutamid, el sultán de la taifa de Sevilla. Durante estas labores, defendió al sevillano frente al sultán de Granada en una batalla entre taifas, pero del mismo modo que el Cid en Sevilla, el noble García Ordoñez defendía al granadino. Esto causó que García (quien era el nuevo escudero del rey) fuese arrestado por los sevillanos, provocando una enemistad entre Alfonso y Rodrigo. En 1080 unas tropas moras realizan una incursión en Soria, repelida por el Cid, que persiguiéndolos se adentra en la taifa de Toledo y lleva a cabo saqueos en pueblos vasallos de Alfonso VI. El rey le aplica al Cid la ira regia, por lo que es desterrado del reino.

Viajó a Barcelona para ofrecerle sus servicios a los condes de la ciudad, los gemelos Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II, pero estos no le aceptan la propuesta. Se traslada entonces a Zaragoza, donde es contratado por Al-Muqtadir, sultán de la taifa. El campeador lideró varias batallas contra líderes moriscos de la zona, aliados al rey de Aragón y del conde de Barcelona. En una de las mismas, llena a ser capturado Berenguer, el conde. Rodrigo fue recibido como un héroe por los moriscos de Zaragoza al grito de sidi (señor), que es lo que le otorga el sobrenombre de Çid campeador.



En 1085, el rey Alfonso conquista finalmente la taifa de Toledo, y al año siguiente sitia Zaragoza. Durante este sitio, el monarca se reconcilió con el de Vivar, ya que este necesitaba los mejores líderes militares para defender las nuevas reconquistas cristianas. Se le concedieron varios dominios en Castilla, como Dueñas, Briviesca y Langa de Duero entre otros. En los siguientes años, el Cid se alía nuevamente con el sultán de Zaragoza para ayudar al de Valencia, que estaba siendo asediado por una alianza formada entre el rey moro de Lérida y el Conde de Barcelona, teniendo lugar importantes batallas en Murviedro (Sagunto) con tropas de los principales reinos tanto cristianos como moros.

Levantado el asedio catalán a Valencia, en 1088, el rey de León-Castilla conquista la ciudad de Aledo (Murcia) con el objetivo de controlar las taifas del sureste. En el transcurso de las batallas, Alfonso VI ordena a Rodrigo que acuda con su mesnada a socorrerle, pero este se queda en Murcia no llegando a encontrarse con el rey. Por este hecho, es acusado de traición y nuevamente forzado al destierro, y se traslada a Calamocha.



A partir del año 1090, el campeador comenzó a llevar acciones por todo el levante a único título personal, sin el mandato de nadie. Tras saquear este Denia, la taifa de Lérida se vuelve a aliar con Berenguer II de Barcelona contra el Cid, y este nuevamente les derrota en una batalla en Morella. Consigue que los aliados catalanes renuncien a sus intereses en levante, y Rodrigo se convierte en un protector que cobra tributo a una decena de taifas del levante, entre ellas Valencia, Tortosa, Sagunto o Denia.

Dado el poder del campeador, Alfonso VI se alía con Sancho de Aragón, Berenguer II de Barcelona y algunos estados italianos para asaltar las taifas levantinas y arrebatarle su poder, pero fracasan. Rodrigo en represalia, saquea La Rioja en un nuevo conflicto de intereses personales.

En el año 1093, el Cid lanza finalmente una ofensiva contra la ciudad de Valencia, a la que accede tras ser sitiada durante un año. Se proclama a sí mismo "Princeps Rodericus Campidoctor" creando un señorío hereditario aparte de la realeza. Comienzan así unos años turbulentos en los que el Cid se alía con el nuevo rey Pedro I de Aragón, y el nuevo Conde de Barcelona, Ramón Berenguer III. Juntos libran muchas batallas contra los mahometanos, como las de Cuarte y Bairén, de las que salen victoriosos. La unión del Cid con la realeza se hace patente, pues su hija Cristina es casada con un infante de Pamplona, y su hija María hace lo propio con el Conde de Barcelona, haciendo así a Rodrigo ancestro de varios reyes posteriores de la península.




En julio de 1099 el príncipe Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, fallece en la ciudad de Valencia. Su esposa doña Jimena, ahora Señora de Valencia, logra mantener sus dominios durante unos años más, con la ayuda de su yerno R. Berenguer III. Finalmente, dado el fuerte empuje de las tropas almorávides, todo el séquito del difunto Cid, abandona Valencia en el año 1102, que con el socorro del amigo y enemigo rey de León y Castilla Alfonso VI, les facilita el traslado a Burgos, donde el Cid es enterrado.

Las leyendas en torno a esta gran figura se han sucedido durante siglos. Pronto algunos manuscritos de la época narraron todas sus gestas, en documentos tan conocidos como el Cantar de Mio Cid, o la Historia Roderici. Famosos se hicieron su inseparable caballo Babieca, o sus triunfales espadas Tizona y Colada.




Dicen las leyendas que tan temido fue este caballero, que incluso despues de muerto fue embalsamado y montado a caballo por sus tropas, ya que al verle sus enemigos huían, pues temían enfrentarse a él. Tal es su leyenda que se suceden por España los topónimos con el apelativo "del Cid", como varias poblaciones y montañas de las provincias de Burgos, Castellón y Alicante.

El Cid, don Rodrigo y su esposa doña Jimena, descansan hoy día en la Catedral de Burgos.

martes, 11 de enero de 2011

CRISTOBAL COLÓN: El descubridor

Cristóbal Colón fue un personaje enigmático. Toda su historia se ve envuelta en una gran incógnita: no se sabe donde nació.

Se especula con que pudo nacer en 1451 o en 1456. Según los estudios realizados, lo más probable es que fuese oriundo de la República de Génova, hoy día en Italia. Sin embargo, Colón no dominaba la lengua italiana, y la mayor parte de sus escritos conservados son en la lengua española. Estos estaban además mezclados comunmente con muchos portuguesismos y latinismos, lo que tampoco deja claro cual era la lengua materna del navegante. Incluso se dice que hablaba la lingua franca, un idioma mestizo, que fusionaba elementos de muchos idiomas, y que era comunmente usado por navegantes y comerciantes de todas las naciones del Mediterráneo.

Colón, de hecho, nunca firmaba los documentos con su nombre, sino que siempre utilizó otras palabras, y firmaba en un principio como Xpo FERENS (portador de Cristo, es decir, Cristóbal), y posteriormente lo hacía como El Almirante.



No se tiene mucha constancia de como fue la vida del navegante hasta 1476. En este año, en un viaje a Inglaterra sufre el ataque de un corsario, y su barco naufraga en las costas del sur de Portugal. Desde ahí, Cristóbal se trasladó a Lisboa. En dicha capital vivió varios años, y en 1479 contrajo matrimonio con doña Felipa Moniz, perteneciente a la nobleza portuguesa, con la que tuvo , un año después, su primer hijo, Diego Colón. Durante los años sucesivos, vivieron entre Lisboa y las islas de Madeira y Porto Santo. Cristóbal realizó mientras tanto numerosos viajes a través de las rutas de navegación portuguesas, hacia las Islas Británicas y hacia el Golfo de Guinea.

Se dice que probablemente, en algun viaje al norte de Europa, Colón tomó las ideas de marineros islandeses, los cuales aseguraban llegar a tierra hacia el oeste en una distancia mucho menor a la que se suponía que se encontraban las tierras del sol naciente. En esa época, el comercio de la seda y las especias a través de Asia se había resentido, sobre todo por la expansión islámica en Oriente Medio, por lo que las rutas marítimas con oriente y las Indias para comerciar sin intermediarios, se hicieron más importantes.



Por ello,  en 1483 Colón presenta por primera vez sus planes para explorar la nueva ruta atlántica. Su propuesta es examinada por Juan II, rey de Portugal. Pese a gustarle la idea, esta se rechaza tras ser analizada por la Junta dos Matemáticos, que consideran desorbitado el coste del proyecto.

En 1485 muere Felipa, su esposa y dada la falta de apoyo por la corte portuguesa, Cristóbal decide trasladarse con su hijo al vecino y pujante Reino de Castilla, buscando financiación para su empresa. En sus inicios, se hospedó en el monasterio de La Rábida, en Palos de la Frontera. Allí comienza a hacer amistades de personajes próximos a los Reyes Católicos. Pronto se trasladó a Córdoba, donde se encontraba instalada la itinerante corte real española. Esto le sirvió para acercarse aun más al entorno real, y su amistad con Hernando de Talavera, le consiguió una audiencia con la reina Isabel, a la que le expuso su proyecto. Esta se interesó por sus planes, pero ordenó que fueran analizados por un consejo que, tras reunirse en la Universidad de Salamanca, determinan el proyecto como inviable.

En Córdoba conoce a Beatriz Enríquez de Arana, fruto de la que nace su segundo hijo Hernando. En estos años Colón intenta volver a vender su proyecto en Portugal, y tambien lo intenta con otros personajes de la nobleza española, con todos sus intentos en vano. En 1491 es llamado por la reina Isabel, quien le asegura que se hará cargo de su empresa tan pronto conquisten Granada. El proyecto vuelve a ser rechazado por costoso. Al final, sale adelante gracias al valenciano Luis de Santángel, quien concede en préstamo 1.140.000 de maravedíes.

En abril de 1492, tomada Granada, el Conde de Elda en representación del reino, pacta las condiciones de las Capitulaciones de Santa Fé. En dicho documento, los reyes otorgaban a Colón los títulos vitalicios y hereditarios de Almirante y Virrey, así como gobernador general de los territorios descubiertos o ganados. Le correspondía además un diezmo de los beneficios de dicha empresa, y algunos privilegios jurídicos y económicos más. Además la corona se comprometía a poner a su disposición varias carabelas dotadas de triuplación.



Una vez de vuelta al puerto de Palos de la Frontera, Colón fue recibido como un extraño, y se vió envuelto en serias dificultades para conseguir tripulación. Pronto contactó con prestigiosos marineros locales, como es el caso de Martín Alonso Pinzón. Este ofreció parte de su fortuna personal en dar más financiación a la empresa, y usó sus contactos para arrendar las naves necesarias y dotarlas de tripulación.

Finalmente el 3 de agosto de 1492 partían de Palos 3 barcos y 90 tripulantes repartidos en una nao, la Santa María (capitaneada por Cristóbal Colón); y dos carabelas, la Pinta y la Niña, capitaneadas por Martín Alonso Pinzón y Vicente Yañez Pinzón respectivamente. La flota hizo una escala de varias semanas en las Islas Canarias, en Gran Canaria y La Gomera, de donde parten de nuevo el 6 de septiembre. El viaje fue muy largo y tortuoso, donde la desesperada tripulación llevó a cabo varios motines, sofocados por los hermanos Pinzón.



El 12 de octubre de 1492, el día que se cumplía el plazo de ultimatum del capitán para dar por suspendida la expedición, el grumete Rodrigo de Triana da el grito de "tierra a la vista". Arriban así al primer territorio americano descubierto, la isla de Guanahani (San Salvador) en las Bahamas. El viaje continuó por Cuba y La Española, donde la malograda Santa María quedó encallada. Se construyó la primera colonia con los restos de la nao y allí quedaron algunos tripulantes. La Pinta llegó a Bayona el 1 de marzo del siguiente año, y la Niña a Lisboa 3 días despues.



Colón fue recibido por los reyes, y pronto las nuevas se fueron repartiendo por toda Europa. El almirante realizó 3 viajes más en los que se exploraron las Antillas, la costa de Venezuela, y el istmo de Centroamérica, a pesar de lo que Colón no era consciente de encontrarse en un nuevo mundo, sino que creían que eran tierras del lejano oriente, dentro de los dominios del Gran Kan.

La Española, gobernada por Colón y sus hermanos, sufrió revueltas, ya que las condiciones de vida eran muy duras, los tesoros de la isla escasos, y no se seguían las órdenes de la corona de tratar a los indígenas como súbditos de Castilla. Por ello Cristóbal sería detenido y enviado a España, donde finalmente muere en Valladolid, el 19 de mayo de 1506.

La historia del almirante Colón no acaba con su muerte, pues la polémica surgida con sus restos se ha extendido a lo largo de los siglos. Fue enterrado inicialmente en Valladolid, de donde fue trasladado al Monasterio de la Cartuja en Sevilla. En 1542 el cuerpo fue trasladado, por deseo de su hijo Diego, a la ciudad caribeña de Santo Domingo. Tras la ocupación francesa en 1795 fue trasladado a La Habana y en 1898 fue traído de vuelta a la Catedral de Sevilla, donde permanecen hoy en día.

No obstante, en su ataud no se encuentra todo su esqueleto, por lo que probablemente los restos del almirante descubridor, se encuentran repartidos entre Sevilla, en el viejo mundo, y Santo Domingo, en el nuevo.